jueves, 12 de enero de 2012

El suicido del asno

Cuando uno llega a los veinte años se da cuenta de muchas cosas. La primera de ellas es que no habrá más amaneceres. La segunda, es que los amaneceres pasados no tienen poder sobre el presente.

Por lo tanto, uno queda solo ante su presente.

La pregunta inocente de la que surgió esta reflexión fue la siguiente: ¿Por qué es mejor vivir 50 años que vivir 30? Pensadlo seriamente.