todos lo sabían y esperaban felizmente a que este suceso aconteciera
el impulso destructivo de tus soledades
la maldición eterna de tus desvelos
Tú, que no dejaste nada tras tu partida, eres añorado dolorosamente
la primavera ha abandonado su puesto
de vigilia
y el silencio se ha ido apoderando paulatinamente de todos los rincones descuidados.
El silencio denso e inestable, que miente para conseguir su ración de sangre.
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