domingo, 1 de noviembre de 2009

Dios mío, qúe solos se quedan los muertos

Está ahí
descansando
terribles arroyos atestiguan que
ya no
volverá a levantar

tal vez sonríe en su último reposo
Dios mío, que solos se quedan los muertos,
cuando todos marchan yo vuelvo la mirada
ella ya no nos sigue, ni nos seguirá nunca

ya no habrá que preocuparse más,
sabemos que seguirá allí, esperando, sola entre cadáveres vecinos
por siempre

descansando

es triste pensar que nos separamos de alguien
es repugnante precisar que lo dejamos atrapado, entre muertos en un estrecho cubículo sellado con silicona (inatacable).
Muerto está.
No hay nada que hacer.

Dios mío, qué solos se quedan los muertos.

1 comentario: