La forntera del odio
en el claro vacío que es la noche
ahí es donde me encuentro
entre las amapolas discernidas,
la hierba que entrelaza
afanes y serpientes.
La frontera del odio
en la mirada y el reproche
ahí es donde concentro
el odio que se escapa y las heridas
de sol que las abraza
secando la simiente
del adorado odio.
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